Sangrante asunto de manuscritos rechazados

Sangrante asunto de manuscritos rechazados

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El vídeo de hoy es muy descorazonador, sobre todo para aquellas personas que escriben y desean ver colmado su trabajo, con la publicación de su libro.
Quiero aclarar, que la información la he sacado en un artículo titulado “EL SORPRENDENTE ASUNTO DE LOS MANUSCRITOS RECHAZADOS“ (como en el vídeo), cuyo autor se llama “Isaac” y que vi colgado en el blog “www.hojaenblanco.com”.


En 2005, un joven escritor que nadie conocía, envió ilusionado, los primeros capítulos de dos de sus manuscritos a nada menos que 41 editoriales y agentes.
Tras la proverbial espera, recibió 20 respuestas. Todas, menos una, eran rechazos. Una agente literaria había expresado interés, pero sólo en una de las obras. La otra, aunque la reconocía como original, no le pareció lo bastante interesante.
¿Conclusión? Un 98% de rechazo, ya fuera en forma de silencio o en una carta estándar con motivos educados e impersonales.
Pero bueno, a pesar del casi unánime rechazo, una agente estaba dispuesta a pelear, al menos, por uno de sus libros. Cuando llegó la hora de dar el siguiente paso en el proceso, fue imposible.
¿Por qué? Porque no existía tal joven escritor.
Tras los envíos estaba un periódico, el Sunday Times, que mandó los primeros capítulos de dos novelas que habían ganado el premio Booker, uno de los más prestigiosos del mundo. Una de las novelas era In a free state de V.S. Naipaul, que recibió el Nobel de Literatura cuatro años antes;  la otra era Holiday, de Stanley Middleton.
Le cambiaron los nombres a los personajes, pusieron como autor a un desconocido, y las editoriales no sólo no reconocieron ninguna obra, sino que las rechazaron porque no las veían con “calidad suficiente”, para su catálogo.
El libro por el que se interesó la agente, por cierto, fue el de Middleton. La otra, una escritura del premio Nobel Naipaul, se encontró con un 100% de rechazo por parte de las editoriales.
Mucha gente se lanzó a conclusiones rápidas, sobre un experimento que podría matizarse hasta el infinito. La más sonora de ellas era que las editoriales y los supuestos expertos en el tema, no son capaces de reconocer una buena obra, cuando la tienen delante. He de decir que yo me decanto por este análisis.
Alguien puede pensare que una editorial busca la calidad, necesariamente. Pero el caso es que como en muchos otros asuntos, una editorial es un negocio (y como tal, lo que quiere es vender: e intenta ojear manuscritos que vendan).
Si hoy día las editoriales pudieran volver al pasado, sabiendo que 50 sombras de Grey iba a ser el éxito que fue, todas las que la rechazaron en su momento, pujarían por el manuscrito.
Visto en perspectiva, y aclarado que las editoriales no pujan por la calidad (sino por la perspectiva de ventas), tampoco parece tengan la menor idea de  cuando una novela, puede convertirse en un éxito.
El experimento del Sunday Times, se ha dado una y otra vez...
Doris Lessing, pensaba que le publicaban porque ya se había hecho un nombre, dando igual lo bueno que fuera lo que escribiera, así que para una de sus obras probó a enviarla bajo un pseudónimo. 100% de rechazos, fue el resultado.
Cuando Stephen King probó a ser Richard Bachman, vio que nadie le valoraba ni vendía. Lo mismo pasó con J.K. Rowling, hace poco.
Pero el caso más sangrante de estos experimentos, ocurrió en Francia: Claire Chazal es una presentadora de noticias francesa que, además, es una celebridad en su país, y escribe. Con su novela La institutriz, publicada por la editorial Plon, tuvo un enorme éxito y fue el libro de la temporada, que todo el mundo leyó.
Pero la revista Voici decidió comprobar qué pasaba cuando cambiaban los nombres de los personajes (y también de la autora), dejando la historia idénticamente igual.
Pues lo que pasó, es que todas las editoriales a las que enviaron el manuscrito, no sólo no lo reconocieron, sino que lo rechazaron porque no merecía la pena.
Lo más disparatado de todo, fue que una de las editoriales que la rechazó, era la misma Plon, que no reconoció a su hijo favorito cuando lo tuvo delante, y además pensó que no valía. Nadie vio supuesta calidad literaria, ni potencial de ventas; y ni siquiera, vio que ella misma lo había publicado.
 
Bien. En unos tiempos en los que el auge de la literatura digital es una evidencia, parece empecinamiento por parte de los escritores noveles, seguir con el proceso de publicación tradicional que pasa por el visto bueno de editores, para una posterior impresión en papel de novelas.
Ahora mismo, cualquiera puede publicar en digital, y con un gasto cero. Existen muchas editoriales digitales; y existe también amazon, una plataforma descomunal en la que cualquiera puede presentar sus obras.
Las librerías tradicionales, cierran. La literatura digital, aumenta… ¿No sería conveniente, abandonar métodos tradicionales y empezar a apostar por lo digital?

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