Estructuras cerebrales originan la espiritualidad

Estructuras cerebrales originan la espiritualidad

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Las experiencias que se han denominado espirituales, religiosas, numinosas, divinas o de trascendencia, se producen cuando se hiperactivan estructuras cerebrales pertenecientes a lo que se llama sistema límbico o cerebro emocional. Aunque este hecho ya era antes conocido, hoy se ha confirmado que las estructuras límbicas, cuando se activan sea por estimulación eléctrica o por estimulación magnética transcraneal, son capaces de producir estas experiencias espirituales.

Experimentos recientes realizados en Canadá han mostrado que la estimulación magnética transcraneal de las estructuras límbicas del lóbulo temporal puede producir en sujetos sanos experiencias de la presencia de otros seres o experiencias espirituales y religiosas, en las que los sujetos dicen encontrarse con seres espirituales, pero siempre de su propia religión, nunca de otras religiones.

Se ha descrito un síndrome, que es una colección de síntomas, denominado el síndrome de Gastaut-Geschwind, que se caracteriza por los siguientes síntomas: Trastornos de la función sexual, generalmente hiposexualidad, conversiones religiosas súbitas, hiperreligiosidad, hipergrafia, preocupaciones filosóficas exageradas, irritabilidad y viscosidad. Estos síntomas coinciden con muchos que se han descrito entre los místicos de todas las religiones, y probablemente Santa Teresa de Jesús padeció esta enfermedad.

También se supone que Saulo de Tarso, Mahoma, Juana de Arco, Santa Catalina de Génova, Joseph Smith (fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), sufrieron también de epilepsia. Al igual que otras personas conocidas como Dostoievsky, Vincent van Gogh y muchos otros.

Personas que han estado muy cerca de la muerte o clínicamente muertas, han experimentado experiencias muy parecidas a las que hemos referido en la epilepsia del lóbulo temporal. Estos son sus efectos: dificultad de expresar la experiencia con palabras, sensaciones de paz, felicidad y bienaventuranza, ir por un túnel oscuro en cuyo final hay una luz blanca brillante, sentirse fuera del cuerpo, flotando y observándose desde lo alto, encuentro con personas fallecidas, figuras religiosas o seres espirituales y hablar con ellos, revisión como en una película rápida de toda la vida. En ellas se pierde el sentido del tiempo y del espacio y la experiencia se considera más intensamente real que la realidad cotidiana, algo que está en relación con la hiperactividad de una estructura del cerebro emocional llamada la amígdala que es la que da sentido de realidad a los sucesos o estímulos que llegan del entorno.

La experiencia del alma que intenta salir del cuerpo y vuelve a él cuando el peligro de muerte ha pasado, se puede provocar de manera experimental estimulando eléctricamente una parte de la corteza cerebral conocida como el giro angular. Estos experimentos han sido realizados en Suiza, en el laboratorio de neurociencia de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne, dirigido por el neurólogo Olaf Blanke.

espiritualidad

A la vista de estos hechos, lo que llamamos espiritualidad son experiencias en las que determinadas estructuras de nuestro cerebro, se encuentran muy activas (aunque algunos digan que presumiblemente se entra en contacto con supuestos seres espirituales).
A lo largo de la historia, el ser humano ha vivido siempre en dos mundos: el mundo natural y el llamado mundo sobrenatural. El hombre ha buscado siempre evadirse del mundo natural y buscar el ámbito que ha llamado sobrenatural, en el que pretendidamente se reunía con dioses, demonios, antepasados o familiares fallecidos.

Desde el punto de vista neurocientífico, el ámbito de lo sobrenatural no es un mundo que existe fuera de nosotros mismos, sino que es un producto de la actividad de nuestro cerebro.
El neurólogo estadounidense Kevin Nelson, dice lo siguiente: “Lo místico está antes del lenguaje, residiendo en estructuras cerebrales arcaicas que tienen que ver con nuestra supervivencia darwiniana. Mi fuerte corazonada es que las experiencias místicas existieron mucho antes de que el lenguaje llegara a nuestra especie. Esto es un pensamiento bastante sorprendente, Significa que otros animales aparte de los seres humanos pueden haber tenido sentimientos místicos”.
Muchos animales también buscan flores, lianas, plantas y hongos que contienen sustancias enteógenas para experimentar esos estados alterados de consciencia, por lo que podrían entrar en un éxtasis parecido al de los humanos.

Desde que se conoce que el cerebro produce espiritualidad, se plantean dos posibilidades: la postura de creyentes que argumentan que Dios ha colocado en el cerebro humano estructuras que permiten la experiencia espiritual y el contacto con la divinidad, o que éstas son fruto de la evolución, como el resto del organismo, por el proceso de selección natural (lo que llevaría a preguntarse qué valor de supervivencia tendrían estas estructuras).
Como todas las facultades mentales, se necesita un entorno apropiado para que se desarrollen. Es lo que ocurre con el lenguaje, la música, la inteligencia, etc. De ahí que haya personas más espirituales que otras, dependiendo de que tengan más o menos desarrollada esta facultad; el entorno, esto es, la cultura y la sociedad en las que la persona se encuentra, jugarían un papel esencial en su desarrollo.
Por esa razón existen y han existido individuos con una gran espiritualidad, como por ejemplo los fundadores de religiones, y otros en las que esa espiritualidad parece estar ausente.
Que esta facultad depende de la integridad de estructuras cerebrales, lo muestra el hecho de la disminución de la espiritualidad en enfermos de Alzheimer, en autistas y también en algunos casos de tumores o lesiones cerebrales diversas.

El antropólogo norteamericano Michael Winkelman dice que “la asociación en todo el mundo de las sustancias psicodélicas con los orígenes de las tradiciones religiosas, junto con la capacidad de esas sustancias de producir experiencias espirituales profundas, es un importante apoyo a las hipótesis que plantean que las tradiciones religiosas pueden haber surgido por los efectos profundos de esas sustancias sobre la consciencia”.
Que el cerebro sea capaz de generar espiritualidad y además esta pueda ser provocada artificialmente, debería obligar a una revisión de los conceptos materialismo y espiritualidad.

Fuentes:

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Comentarios

Dios aparece en mi cerebro, en in resonancia

La neorociencia, ha permitido la comprension de hechos q en tiempos remotos ha sido dificil explicar, me pregunte, muchas veces porq esa imagen estaba alli, este hecho sucedio en Mayo del 2004. He investigado al respecto, encontrando hoy , que la ciencida y la FE deben ir de la mano.

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estais muy equivocados. La espiritualidad de una persona no tiene que ver con nada de eso. Me da lástima leer esteartículo

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