La neurociencia nos dice que las cualidades de los objetos son creaciones del cerebro. Esto significa que los colores, sonidos, olores, etc, no están propiamente en la realidad exterior, sino que son atribuciones que las distintas regiones de la corteza cerebral hace, de los impulsos que les llegan desde los órganos de nuestros sentidos.
Distintos tipos de energía inciden sobre los receptores sensitivos, y estos se encargan de traducir estos tipos de energía para que el cerebro los interprete.
En efecto, el mundo no es realmente como lo sentimos y vemos, sino que es una mera interpretación que le damos (muy personal y no representativa de lo que en verdad hay), gracias a la información filtrada que recogen nuestros sentidos.
Otros animales y seres vivos tienen sentidos distintos, y perciben el mundo distintamente a nosotros. Pues bien, ¿quién lo está percibiendo correctamente cómo es? ¿Y quién se equivoca?
El cerebro nos proyecta lo que él internamente genera, y nos hace creer equivocadamente que todas esas cualidades tienen su origen “ahí afuera”. En realidad, quien ve, oye, huele, gusta y siente, es el cerebro (porque los órganos de los sentidos, son completamente neutrales).
Esto podemos entenderlo en las personas con analgesia congénita, un raro trastorno genético que les impide sentir ninguna clase de dolor físico. Porque el dolor, es relativo también (no es algo que exista en sí), sino que surge de una determinada percepción e interpretación cerebral posterior.
¡Nadie percibe u observa el mundo como es! Dependiendo de los receptáculos sensitivos e interpretación mental que les des, se configura una realidad u otra. Cada animal, ciertamente, está haciendo una interpretación personal de algo que nadie conoce.
Suena raro, pero os lo voy a explicar:
Si el ser humano tuviese sentidos distintos, simplemente percibiría otro mundo. Cada ser vivo, percibe distintamente la realidad. Así es.
Es muy difícil entender que nuestros sentidos no son representativos (ni necesariamente los más adecuados), para interpretar la existencia correctamente. Nos parece que sí (como no, son los que tenemos; la naturaleza es sabia y esas cosas...), pero ¡Podríamos tener más sentidos, por ejemplo! Y la existencia se nos presentaría de otro modo.
No siempre hemos tenido 5 sentidos, lo sabemos; y ahora, visto en perspectiva, concluimos que antes, evidentemente nos perdíamos muchas cosas. Esa, era pues una mala percepción de la realidad con ojos actuales.
Pues muy bien; ¿Ya hemos alcanzado el nivel máximo de sentidos posibles, para experimentar una verdadera percepción completa de la existencia? ¿Ya no se puede evolucionar más? Yo lo dudo.
Siguiendo con el razonamiento: ¿Cuántos sentidos hacen falta, para observar la existencia como en verdad es? ¿10? ¿50? ¿1000? ¿Y cómo deberían ser esos sentidos, para ser realmente fiables?
Pues probablemente, y por más sentidos que se tengan, nunca vamos a saber lo que en verdad existe (porque como decía, los sentidos no nos dicen la verdad; solo filtran y luego interpretamos).
Todo esto no es nada nuevo: Demócrito, Galileo, Descartes, Hobbes y Locke ya lo habían dicho, pero sigue siendo algo “contraintuitivo”. Es decir, está tan en contra de lo que llamamos sentido común, que nos cuesta mucho trabajo comprenderlo y asumirlo.
De acuerdo con esto, podemos responder a la pregunta que se hacían los discípulos del filósofo irlandés George Berkeley. Estos discutían sobre si se oiría algún ruido cuando caía un árbol en el bosque y nadie ni nada estuviera presente para oírlo. De acuerdo con lo dicho anteriormente, parece evidente que no se oiría ningún ruido (precisamente, porque no había nadie que lo oyese).
El ruido realmente no está (¡Nunca ha estado!), sino que lo generamos debido a una interpretación sensitiva personal (y las orejas de cada animal, tienen su peculiar rango perceptivo).
Existen animales que tienen la capacidad de captar energías que nosotros no podemos captar: Por ejemplo las serpientes, que tienen detectores para los rayos infrarrojos que les permiten detectar el calor de las presas.
O el sistema de la línea lateral de los peces, que pueden así detectar los movimientos y las presiones del agua circundante.
O el sistema sonar de los murciélagos que les permite mediante la producción de sonidos de alta frecuencia, registrar el eco de esos sonidos y de esa manera orientarse a ciegas en el espacio.
Los gatos disponen de unas membranas especiales en sus ojos que reflejan e incrementan la luz, ayudándoles a ver mejor en la oscuridad.
Los tiburones poseen electrocepción, lo que les permite percibir los campos eléctricos y poder localizar a las presas. Etc...
Cada uno de ellos experimenta un mundo diferente, y como decía antes, no hay uno bueno ni otros malos (todos los mundos se reconfiguran en función del tipo de sensor perceptivo que cada individuo tenga).
El “mundo exterior” de estos animales, es completamente distinto al nuestro. Luego no existe “un” mundo exterior, sino varios mundos que dependen cada uno del sujeto que percibe los diferentes estímulos que en él se encuentran.
Por ejemplo: Los colores, ¡no existen!
Las manzanas y los coches de bomberos no son rojos, el cielo y el mar no son azules y ninguna persona es objetivamente "negra" o "blanca".
Lo que existe es luz. La luz es lo real. Y me explico:
El color es completamente fabricado por nuestro cerebro. LA luz puede tomar cualquier color... pero solo en nuestra mente (porque ahí fuera, no hay colores).
En este sentido, todos vivimos engañados: lo que cada uno de nosotros ve, es un significado derivado de nuestro proceso de percepción (que recordemos, no es nada representativo ni necesariamente el mejor).
Los colores son una percepción mental de las longitudes de onda de luz visible detectadas por el ojo (un órgano que es así, como podría ser asá). ¿Porque acaso pensamos que de existir extraterrestres, tienen nuestros mismos idénticos sentidos que nosotros?
Mucho se ha hablado sobre este asunto, y la postura más generalizada es que efectivamente, el color no existe en la naturaleza (o al menos, no existe en la naturaleza tal y como pensamos que existe). La luz visible está constituida por una longitud de onda que varía continuamente, sin ningún color intrínseco en ella.
La visión del color es impuesta sobre esta longitud de onda por los conos, las células fotosensibles de la retina, y las neuronas que los conectan al cerebro.
Es decir que los colores, existen sólo en nuestra mente y en la de animales o seres parecidos. En el mundo físico, hablar de colores es un sinsentido. No es una propiedad física. Ni las plantas son verdes, ni las flores son de colores...
Fuentes:
- [tendencias21.net] El mundo es una proyección cerebral
- [bbc.com] La agonía de no sentir dolor
- [bbc.com] Los colores no existen
- [blogvialactea.blogspot.com.es] ¿Sabías que los colores no existen?
- [xatakaciencia.com] Alucinante viaje biológico para comprobar que el color no existe
- [xatakaciencia.com] Cinco supersentidos animales de los que carece el ser humano