Descubren una galaxia dentro de la Vía Láctea

Descubren una galaxia dentro de la Vía Láctea

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Un equipo de astrónomos acaba de descubrir, enterrada dentro de nuestra Vía Láctea, una "galaxia fósil" que debió de ser absorbida por la nuestra hace unos 10.000 millones de años, cuando la Vía Láctea era aún muy joven. Los investigadores la han bautizado como "Heracles", en honor del antiguo héroe griego que recibió el don de la inmortalidad.

Alojada cerca del centro galáctico, los restos de Heracles representan aproximadamente un tercio del halo esférico de la Vía Láctea, el gran bulbo central alrededor del agujero negro Sagitario A, que alberga la inmensa mayoría de estrellas.
Pero si las estrellas y el gas de Heracles constituyen un porcentaje tan grande del halo galáctico, ¿por qué no la vimos antes? ¿Cómo es posible que, dado su tamaño, nadie hasta ahora haya reparado en ella?

Bueno, la respuesta está en su ubicación, oculta en el corazón de nuestra propia galaxia. Y es que paradójicamente a lo que podríamos pensar, no existe una imagen de la vía láctea completa desde fuera. Nunca la hemos visto realmente en perspectiva, sino solo desde nuestro rinconcito en las afueras, y lo que creemos saber de ella a menudo se deduce de la observación de otras galaxias espirales lejanas parecidas a la nuestra.

Lo que hicieron es observar la composición química detallada y los movimientos de decenas de miles de estrellas. Y eso es algo especialmente difícil de hacer con las estrellas del centro de la Vía Láctea, porque están ocultas por densas nubes de polvo interestelar.

Durante una década de observaciones han conseguido medir los espectros luminosos de más de medio millón de estrellas en toda la galaxia, incluido su núcleo que antes era casi desconocido.
Los investigadores han separado las estrellas de Heracles, la galaxia fósil, y de la Vía Láctea en función de su composición química y su velocidad.
Es necesario examinar una cantidad tan grande de estrellas para encontrar estrellas inusuales en el corazón densamente poblado de la Vía Láctea, que es como encontrar agujas en un pajar, pero de las decenas de miles de estrellas que observaron, algunos cientos tenían composiciones químicas y velocidades sorprendentemente diferentes.

Esas estrellas son tan distintas al resto que solo podrían haber llegado de otra galaxia. Y al estudiarlas en detalle, pudieron rastrear la ubicación precisa y la historia de esa galaxia fósil llamada " Heracles".

Este hallazgo ha sido posible gracias diez años de observaciones y análisis de datos del Experimento de Evolución Galáctica del Observatorio Apache Point (APOGEE), dentro del proyecto Sloan Digital Sky Survey. Los resultados han sido publicados en la Royal Astronomical Society.

Debido a que las galaxias se construyen a través de fusiones de galaxias más pequeñas a lo largo del tiempo, los remanentes de galaxias más antiguas a menudo se ven en el halo exterior de la Vía Láctea, una enorme pero muy escasa nube de estrellas que envuelve la galaxia principal. Pero dado que nuestra galaxia se construyó de adentro hacia afuera, encontrar las primeras fusiones requiere mirar las partes más centrales del halo de la Vía Láctea, que están enterradas profundamente dentro del disco y se abultan.

Todo esto sugiere que nuestra galaxia es bastante inusual, ya que la mayoría de las galaxias espirales masivas similares tuvieron vidas tempranas mucho más tranquilas.

Como nuestro singular hogar cósmico, la Vía Láctea ya es especial para nosotros, pero esta antigua galaxia enterrada en su interior la hace aún más singular. Este espectacular descubrimiento podría cambiar para siempre el modo en que se cree que la Vía Láctea llegó a convertirse en la galaxia que es hoy.

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¿Qué más secretos nos aguardará el estudio del universo?


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