Los problemas de vivir en Marte

Los problemas de vivir en Marte

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El primer inconveniente para llegar al Planeta rojo es tecnológico & económico, y aunque el optimista Elon Musk quiere empezar su proceso de colonización en 2022, todavía se está probando la nave que deberá permitirlo (si todo va según lo previsto, debería llevar a 100 personas).
La NASA se muestra más prudente y sus objetivos nos trasladan a la década de 2030, pero hoy no vamos a analizar ambos proyectos sino a plantear los problemas que deberán enfrentar los humanos que asienten una base en Marte.

Dejando de lado la tecnología astronáutica de cohetes y demás, para mí quizá lo más apremiante es saber generar un pequeño ecosistema cerrado sostenible.
Muchos tenemos en mente esos típicos invernaderos con plantas que proveen a los audaces colonos de alimento en el espacio, pero hasta ahora todos los intentos por generar un ecosistema cerrado han fracasado. Lo único que hemos conseguido hasta el momento, es cultivar una lechuga en la estación espacial internacional y hacer brotar alguna planta en la Luna.

En el libro El marciano de Andy Weir, nuestro infatigable protagonista lograba cosechar patatas a partir de tierra marciana y heces de la tripulación (bien, estoy simplificando), pero lo que sobre el papel puede ser científicamente acertado, en el lugar podría no ser tan sencillo de conseguir.

Claramente no podemos permitirnos probarlo allí por primera vez y cruzar los dedos a ver qué pasa, así que no sé muy bien cómo se debería gestionar este punto, pero habría que realizar algunos experimentos satisfactorios previos, que nos indiquen que efectivamente podremos tener invernaderos funcionales en Marte.

Seguramente, la primera nave que vaya a Marte solo llevará víveres, mercancías y bienes con los que establecer una próxima base marciana. Ahora me centraré en saber qué ocurrirá con la gente que aterrice allí por primera vez.

El planeta rojo tiene un 62% menos de gravedad que nuestro planeta y, obviamente, esto supone un problema para el funcionamiento normal de un cuerpo humano.
La atrofia ósea y muscular es un grave problema que deberán afrontar los primeros astronautas que se instalen en Marte, y el antecedente más exhaustivo que tenemos hasta ahora es el de los gemelos Kelly .
Uno se quedó en tierra y el otro permaneció un año en la ISS, lo que nos permitió una comparativa única para establecer diferencias.
No voy ahora a explicar este experimento, pero la idea es que a pesar de los cambios, que fueron significativos, no hubo diferencias alarmantes que hiciesen peligrar la vida del astronauta.
Sin embargo, la radiación durante un viaje a Marte es cinco veces superior a la que se sufre en la ISS, por lo que estos cambios serían mayores.
En una misión de seis meses al planeta rojo, un astronauta estaría expuesto a, al menos, al 60% de la dosis máxima recomendada para toda su carrera. Y por lo visto Musk prevé estancias en Marte como mínimo, de año y medio.
“El verdadero problema es la gran incertidumbre que rodea los riesgos. Todavía no entendemos muy bien la radiación cósmica y desconocemos los efectos a largo plazo”, asegura el físico de la ESA Marco Durante.
No sé si esto es asumible, pero en todo caso espero que lo hayan pensado muy bien antes de enviar personas a esta peligrosa aventura.

Una vez allí, la estancia en el planeta será muy complicada.
El clima de Marte es más extremo que el que podemos encontrar aquí en la Tierra: es mucho más frío y con una variabilidad de temperaturas muy grande. Además, tormentas de polvo a escala planetaria originadas por fuertes vientos lo azotan frecuentemente.

Un intento de respirar ese aire provocaría la muerte, porque la atmósfera de Marte puede ser considerada un vacío. Un humano desprotegido perdería el sentido en pocos segundos, y podría sobrevivir no más de un minuto en su superficie sin un traje espacial.
La dosis de radiación que hay en la superficie es muy elevada, porque Marte apenas tiene una magnetosfera que desvíe la radiación solar.
Los astronautas podrían esconderse de las tormentas solares en las partes blindadas, pero aún así, podría suponer secuelas para toda la vida: Cataratas, daños en la piel, daños en el sistema nervioso central, daños a los sistemas inmunológicos, cánceres fatales... En fin.
La única manera de sobrevivir en el Planeta Rojo, sería escondiéndose constantemente de las radiaciones solares. A todo esto, sumadle la escasez de agua, oxígeno, alimentos y un exasperante ambiente claustrofóbico permanente.

Los pioneros en Marte podrían ser advertidos por sensores cercanos al Sol, y luego correrían a refugiarse durante dichos eventos. Esta sería una de las mayores preocupaciones para un astronauta que se encuentre en Marte.
Y permitidme que insista en este punto, porque es muy jodido.
En un experimento de 2015, algunas ratas fueron expuestas a radiación cósmica para observar sus cambios. El resultado: unos animales mucho más torpes, desmemoriados y confusos.
Estas secuelas que se produjeron en roedores también puede pasarles a los astronautas.
Yo lo que es peor, la exposición a estas radiaciones puede tener consecuencias adversas para los tripulantes de por vida.

Bueno, pese a todo, el tema de las radiaciones no se considera lo suficientemente importante como para evitar realizar el viaje con la tecnología actual. Ellos sabrán...

Bien, todo esto para empezar. Pero la existencia de colonias autónomas en Marte sería imposible sin la posibilidad de la procreación. ¿Qué podemos decir sobre esto? Pues que el intento de practicarla conllevaría varios problemas casi irresolubles.
Las condiciones de Marte pueden promover alteraciones durante el desarrollo embrionario, la posibilidad de contraer cáncer, e incluso, que la madre muera a causa de infecciones. Todos los embarazos en el Planeta rojo serían considerados de alto riesgo.
¿Cómo solucionar este incómodo percance? Con una modificación genética para desarrollar personas más adecuadas para el entorno marciano.
Con ello, nos aseguraríamos que los nuevos humanos pudieran hacer frente las condiciones de ese nuevo hogar.
Semejante solución podría conducir a un nuevo tipo de especie humana, tal y como explica un estudio publicado en la revista de divulgación científica Futures.
Sí, amigos y amigas, todo esto se va complicando de mala manera cuando empiezas a rascar y puede no estemos del todo preparados para esta inminente colonización que vamos a protagonizar.

Puede que la tecnología sufra una revolución increíble en las próximas décadas, y que el sueño de establecer una colonia marciana permanente se haga realidad. Pero me pregunto: ¿realmente querríamos vivir en Marte o en la Luna, en vez de en nuestro planeta azul? ¿Qué retos éticos y biológicos habría que afrontar? ¿Habría libertad y democracia en estas colonias espaciales?
Marte (o la Luna), pondrán a prueba la moral, la cultura y la propia naturaleza de la especie humana.

Las consecuencias de vivir constantemente con poca gravedad es inasumible a largo plazo, y deberá aceptarse el hecho de vivir con serias degradaciones físicas crónicas.
El proceso de tener niños sería difícil, complejo y peligroso, por lo que se piensa que para las familias será indispensable contar con apoyo de psicólogos, además de una sólida red de cuidados médicos dada la frágil salud de los colonos.
Ya se adelanta que la política del aborto en el espacio será mucho más liberal que en la Tierra, porque el nacimiento de niños discapacitados, por ejemplo, sería muy perjudicial para la colonia.
También predicen que la libertad sexual se verá restringida. La selección cuidadosa de pareja o la restricción de derechos reproductivos, podrían ser una estrategia necesaria para evitar la aparición de rasgos incompatibles con la vida en la colonia durante las próximas generaciones.
¿Podría llevar este tipo de mentalidad a coartar la libertad de los individuos e instaurar un régimen antidemocrático?
Bueno, nadie sabe qué puede ocurrir puesto que no hay precedentes.
Finalmente, con el tiempo, ¿los valores morales de las colonias evolucionarán de forma distinta a los terrestres?

Bueno. Si se pudiera colonizar Marte a largo plazo, se podría llegar a un punto en que apareciera una nueva humanidad o incluso una nueva especie. Esto sería una prueba de la capacidad del hombre de dejar la Tierra y explorar el Universo, pero quién sabe las dificultades que podría acarrear.

¿Te parece que he exagerado y que en realidad todo esto será sencillo?
¿Irías a una colonia marciana, de haberla?

Fuentes:

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empujar la frontera

Las dificultades nunca fueron un freno. El homo sapiens está programado para expandirse y crecer a casi cualquier precio.
No creo que los modelos sociales terrestres sean funcionales en condiciones extraplanetarias, ni convenientes siquiera. La supervivencia solo sería posible mediante la ciencia y el conocimiento así que las opiniones ( y si me apuras la ética) no tienen lugar. Al menos al principio.
Me parece que muchas cosas quedan fuera del texto del artículo y pueden ser igual de decisivas o más.

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