Ir a Marte para no volver

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Los recortes presupuestarios hacen que una viaje de ida y vuelta a Marte parezca ya algo imposible. El presidente de la Sociedad Marciana, Robert Zubrin ha encontrado una solución. Serían cuatro los "afortunados" astronautas e irían en dos naves para que se sirvan de mutuo apoyo en casos de emergencia. Si logran llegar y sobrevivir, deberían quedarse el resto de sus vidas allí. Ese es el plan y suena fácil. Pero hay algunos problemas por resolver;
La nave debe interceptar a Marte en su recorrido, y para ello, debe viajar más rápido que Marte (es decir, a más de 25.000 km/s).
Los astronautas deberán soportar meses enlatados en un pequeño módulo, sin lujos terrestres, y a una velocidad tan elevada que chocar contra un grano de arroz despedazaría la nave.
El aislamiento haría que necesitaran una asistencia psicológica permanente. Serían meses en los que sus mentes estarían fluctuando constantemente entre las visiones de un peligroso mundo por venir y los recuerdos de un mundo que dejan atrás para siempre.
La vida en Marte no es cosa fácil. Este hermanito de la Tierra tiene una temperatura promedio de casi 50 grados bajo cero. Para empeorarlo, su aire está saturado de CO2; o sea que no sólo no se puede respirar, sino que hasta es imposible encender fuego para calentarse, porque casi no hay oxígeno.
Los voluntarios deberían vivir en burbujas herméticas y generar su propio oxígeno con vegetación y su electricidad con paneles solares. Deberían ser completamente autosuficientes, y todos los experimentos hasta ahora en este sentido han fracasado estrepitosamente.
Deberían construir toda la base prácticamente ellos mismos (previo a la llegada de los astronautas, se enviarían misiones no tripuladas para dejar herramientas, vehículos, provisiones e insumos suficientes para sobrevivir). Pero si algo sale mal, nadie los podría ayudar...
Una vez en el Planeta Rojo, los colonizadores tendrían tareas muy parecidas a los de épocas antiguas. Deberían enriquecer el terreno hasta hacerlo apto para el cultivo, construir refugios, recolectar materiales, y crear su propia biósfera autosustentable.
Y esto por no hablar del efecto de degradación física a que se verían sometidos los astronautas por la falta de gravedad; un estado de degradación irreversible puesto que se descarta volver a la tierra para la rehabilitación necesaria.
Otro impedimento es la radiación del sol; Para asegurar que los astronautas no reciban una dosis letal de radiación solar se necesitaría agregar protección a la nave, conviertiéndola en muy pesada. Y claro, una vez en Marte, la protección de la base debería ser igualmente satisfactoria. En cualquier caso, si los problemas de radiación no son resueltos adecuadamente, la longevidad de los astronautas estaría seriamente comprometida.



Aun así, seguro no faltarían voluntarios para protagonizar semejante gesta. Hasta se ha dicho que en realidad es una misión suicida pues es imposible vivir largo tiempo en semejantes condiciones. Lo que nos lleva a otro dilema; No se permite a personas enfermas incurables que dejen de sufrir mediante eutanasia y en cambio ¿estaría bien vista una misión suicida en nombre de la ciencia? Cierto es que los colonialistas y peregrinos de antaño rara vez tenían la expectativa del viaje de vuelta, usualmente porque los lugares que dejaban atrás eran bastante intolerables de todas formas. Y Puede que dentro de un siglo o dos hayamos convertido a todo el planeta en un lugar del que muchas personas estarían deseosas de partir… El mayor obstáculo a considerar, superado el económico, es probablemente político. La NASA y el Congreso de Estados Unidos no harían algo que sería percibido como firmar garantías de muerte para los astronautas. Sin embargo, Krauss señala que "atreverse a ir donde no ha ido nadie antes no requiere volver a casa". Esta visión no es un capricho aíslalo, y físicos de renombre como Paul Davies y Dirk Schulze-Makuch manifiestan también abiertamente la necesidad de recuperar el espíritu de los primeros pioneros. Y hasta se han atrevido a sugerir que la esperanza de vida de los tripulantes debería ser menor de veinte años. Algo que deja entrever quizá en demasía el aire suicida de todo este asunto…

Estos y otros problemas hacen que por el momento, el viaje a Marte tripulado no parezca demasiado prioritario ni factible. Obama había sido criticado por Neil Armstrong entre otros por supuestamente estar acabando con las misiones espaciales tripuladas y poniendo en juego el liderazgo en exploración espacial de su país, a lo que el presidente declaró recientemente; "Nadie está más comprometido que yo en lo referente a misiones espaciales tripuladas. Pero tenemos que hacerlo de forma inteligente, no podemos seguir haciendo las mismas cosas viejas", aseguró Obama.
Pues no se yo, pero a mi el discurso de la misión suicida de Marte me parece que se ampara completamente en espíritus y fantasmas del pasado.


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